El Glaciar de Arcouzán es el más oriental de los Pirineos, además de ser el único que se encuentra ubicado en un macizo pirenaico que no alcanza los 3.000 m de altitud. El punto más elevado del macizo es la propia cumbre del Mont Valier con 2.838 m.
Aunque su regresión es evidente, no ha perdido su condición de glaciar. Su reducida extensión de 1,5 ha representa un vestigio glaciar relicto recluido en una vaguada, a una altitud media de 2.450 m. Se trata de una de las cotas más bajas con presencia de glaciares en los Pirineos.
La sobrealimentación de nieve que le aportan diversos corredores y la escasa radiación solar que recibe, a pesar de su orientación este, le han permitido permanecer activo hasta nuestros días. Se trata de un glaciar particularmente reactivo a los años de abundante innivación. En los veranos desfavorables, la pérdida de espesor de este glaciar se sitúa actualmente en una media de 2 m/año, significativamente inferior a la de otros glaciares pirenaicos. Su flanco izquierdo, el más alejado de las paredes que le ofrecen protección, y el sector menos eficientemente alimentado, registra la tasa de regresión más elevada, perdiendo más de la mitad de su amplitud, que durante la Pequeña Edad de Hielo superó los 175 m.
El punto de observación más accesible del glaciar de Arcouzán se encuentra en las aristas cercanas a la cumbre del Mont Valier. La ruta normal de ascensión tiene su inicio a 960 m, lo que hace recomendable la pernocta en el refugio d’Estagnous a 2.245 m.
Este aparato glaciar pertenece al siguiente macizo: