El glaciar de Coronas ha sido el último glaciar activo de los Pirineos ubicado en una vertiente sur. Su altitud, su orientación protegida de la radiación solar y la sobrealimentación que generan los aludes recurrentes en esta zona (deslizamientos desde la cumbre del Aneto y su canal oeste, de la Aguja Escudier y de la Punta Oliveras), han sido factores decisivos.
A diferencia de la de Llosás, su conservada morrena de la Pequeña Edad de Hielo delata el desarrollo longitudinal de una lengua de hielo de 1,1 Km. A principios del siglo XX alcanzó 675 m, reduciéndose hasta unos 325 m en la década de los 80. En el año 2002 aún se midieron espesores generalizados de hielo de entre 7 y 9 m.
Después de fragmentarse en reiteradas ocasiones, en el año 2011 dejaron de observarse indicios de movimiento, pasando a la catalogación de helero. No obstante, persisten algunos fragmentos de hielo muy mimetizados y difíciles de distinguir, a consecuencia de la acumulación de material de erosión que los recubre, adoptando la morfología de heleros negros.
Durante la Pequeña Edad de Hielo, el glaciar de Coronas fue el mayor de los glaciares con orientación sur del macizo de Aneto-Maladeta, representando casi el 6% del hielo del macizo. Con 41 ha de superficie, fue considerado el 15º glaciar de los Pirineos en orden de extensión, y su lengua la 13º en longitud.
Este aparato glaciar pertenece al siguiente macizo:
13) Coronas
Comparativa de imágenes


Comparativa de 36 años – 1987 – 2023
El activo Glaciar de Coronas mostrando sus aún poderosas grietas en 1987 desde el
Pico Del Medio. (Jordi Camins).
Desde idéntica ubicación en el año 2023, con sus dos fragmentos en forma de
heleros negros. (Salvador Ruíz).


Comparativa 118 años – 1905 – 2023
Lengua y morrena del Glaciar de Coronas desde los Ibones de Coronas en 1905.
(Juli Soler Santaló – AFCEC).
Morrenas y los dos fragmentos en forma de heleros negros en 2023, desde los
ibones al amanecer. (Salvador Ruiz).