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Criosfera Pirineos

Macizos

Aragón

Durante las pulsaciones frías de la última glaciación, el eje central de la cordillera pirenaica estaba cubierta de un extenso campo de hielo. Es entonces cuando los glaciares pirenaicos alcanzaron un enorme desarrollo ocupando los actuales valles con el límite de sus frentes entre los 800 y 1.000 m de altitud en la vertiente meridional (española-andorrana) y 400 m en la vertiente septentrional (mayoritariamente francesa salvo excepciones). A modo de ejemplo, en la vertiente meridional sus lenguas alcanzaron longitudes de 27 km en los glaciares del Querol y Noguera Ribagorzana, de 35 y 36 km en el Gállego y Ésera, y de hasta 50 km el de Noguera Pallaresa. Sus espesores oscilaron de manera general entre los 400 y 600 m, alcanzando los 900 m en el glaciar del Ésera. En la vertiente septentrional el de mayor recorrido fue el de La Garona (Valle de Arán), con 66 km y 800 m de espesor, los de Ariège y Gave de Pau con 52 km y el de la Gave d’Ossoue con 38 km . En definitiva, todos ellos alcanzaron dimensiones equiparables a las de los actuales glaciares del Himalaya.

En los extremos del extenso campo de hielo se desarrollaron glaciares de forma más aislada. En el extremo oriental, las lenguas glaciares descendían del macizo de Canigó (2.784 m), alcanzando longitudes de hasta 3 km y descendiendo hasta altitudes de 1.350 m. Por otro aldo, en el extremo occidental de la cordillera, específicamente en la región vasco-navarra, el macizo kárstico de Larra-Anie (altitudes entre 1.700-2.507 m) albergó un pequeño campo de hielo de aproximadamente 45 km2 (Calvet, 2004). Desde aquí, algunas lenguas glaciares se extendieron hacia el norte, como es el caso de la Gave d’Aspe (hasta 600 m de altitud), y hacia el sur en los valles de Belagua (950 m) y Ansó (1.100 m).

En la continuación hacia la cornisa cantábrica, la menor altitud de las montañas (entre 1.400 y 2.000 m), combinada con la abundancia de nevadas, favoreció la formación de numerosos circos glaciares pequeños, principalmente en las laderas orientadas al norte y al este. Entre los ejemplos más destacados está la sierra de Aralar, donde el glaciar de Arritzaga se extendió a lo largo de 5 km, alcanzando un espesor aproximado de 100 m y descendiendo hasta una altitud de 800 m. También se observan circos glaciares y morrenas en Gorbeia, a 1.250 m de altitud.